* Muchos la consideran una enfermedad misteriosa, por lo desconocido de su etiología, la diversidad de sus manifestaciones, su curso y multiplicidad de factores que la originan.
por PVG
La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad del Sistema Nervioso Central, se manifiesta con la formación de placas, focos o parches de inflamación, preferentemente en la sustancia blanca del cerebro y la médula espinal. Hay pérdida de mielina y cuando estas placas son antiguas se produce daño en los axones, entorpeciendo, o incluso impidiendo la transmisión de impulsos nerviosos -la comunicación del Sistema Nervioso- llegando, en casos extremos, a producir pérdida neuronal y atrofia de los tejidos cerebral y espinal.
Primariamente la enfermedad fue llamada "Esclerosis en placas" y debido a que éstas suelen producirse más de una vez y en diferentes lugares, cambió su nombre al que conocemos hoy.
Su prevalencia, según estudios médicos, ha aumentado y actualmente afecta a cerca de dos millones de personas, la mayoría jóvenes entre 20 y 30 años.
Su evolución no es previsible, cada paciente es un caso único.
Genética y ambiente
Se piensa que existen personas que nacen siendo susceptibles a la EM y factores ambientales (podrían ser infecciosos) los harían desarrollar un estado autoinmune, provocando que su propio cuerpo ataque a su estructura neural.
Se ha estudiado la predominancia de la EM en las áreas más alejadas de la línea del Ecuador, sin embargo, esto también puede relacionarse a factores étnicos, ya que es más frecuente en personas de raza blanca.
Recurrente Remitente (el más frecuente): hay brotes de síntomas e inicialmente se recupera en forma completa.
Primaria Progresiva: se caracteriza por tener un comienzo lento, ausencia de ataques definidos con empeoramiento constante de los síntomas.
Secundaria Progresiva: comienza con un curso similar al Recurrente Remitente y luego se exacerba.
Progresiva Recurrente: sobre un curso progresivo se agregan recurrencias.
Algunos profesionales también consideran al primer evento clínico como Síndrome Clínico Aislado, después del cual podría desarrollarse EM.
Estas clasificaciones permiten a los neurólogos guiar el tratamiento y estrategias de manejo de sus pacientes.
Pueden presentarse: debilidad, fatiga, problemas en la visión, rigidez, pérdida de sensibilidad, hormigueo, problemas intestinales, entre otros. Los síntomas dependen del área del cerebro que es afectada en cada brote en particular.
La EM no es de fácil diagnóstico. No hay un examen único que la confirme, ni un curso clínico definido. Los médicos recurren a diversos exámenes, como la Resonancia Magnética, los Potenciales Evocados y el examen clínico.